INECIP en los medios

Mafia e inteligencia: la batalla por el Poder Judicial

Qué implica querer manejar la Inteligencia en un país. Escribe Alberto Binder, presidente de Inecip.

14 Dic 2015

Una de las grandes paradojas de nuestra vida institucional es que, mientras la Constitución reformada en 1994 acentúa los mecanismos para que exista independencia de los jueces, prácticamente desde esa misma fecha comienza a desarrollarse un sistema de manipulación y “administración” de esos jueces desde los Servicios de Inteligencia. Entiéndase bien, no es que los jueces y otros funcionarios federales fueron “doblegados” y sometidos desde la fuerza del Ejecutivo oscuro, muchos de ellos –no todos, claro está- se prestaron al juego de contar con los favores de esos servicios, de usarlos para fines oscuros o simplemente como una policía de investigaciones que podían utilizar a su antojo. Así se fue gestando un gran sistema de favores mutuos y de operaciones políticas llevadas adelante desde y por el sistema de justicia federal.

Algunos de nosotros venimos denunciando esto desde hace años y hemos criticado a los distintos gobiernos, incluso el que acaba de terminar, por ese manejo espurio y peligroso para la democracia. La grave crisis ocurrida a principios de este año demostró que el monstruo no era una ficción y que las lealtades prometidas son frágiles y mentirosas. Pero parece que nuestra dirigencia política no aprende, ni siquiera cuando se ha hecho campaña desde el fortalecimiento de la República y el Estado de Derecho.

Hoy ya está planteado la nueva batalla por la verdadera independencia judicial –no la que proclaman muchos jueces mafiosos que quieren cuidar sus feudos y negocios políticos-. Y mientras escuchamos con agrado que se respetará esa independencia, los hechos políticos muestran otra cosa. Me parece que hay que hablar claro. La experiencia de la justicia en la Ciudad de Buenos Aires muestra que la injerencia en ella de “operadores” externos, como Angelici, tuvieron y tienen un poder enorme en el Consejo de la Magistratura y en el Ministerio Público de la Ciudad y hoy se reposicionan para “recibir” a la policía federal y la justicia penal, en el traspaso por el que venimos luchando hace más de una década.

Nada más claro de los nuevos movimientos que las personas postuladas para dirigir el nuevo Sistema de Inteligencia Nacional. Uno, dedicado al comercio del fútbol –que no es precisamente un área de transacciones claras, me parece- y otro de larga trayectoria de complicidad con lo peor de esos servicios y responsable de la inactividad absoluta de la Comisión Parlamentaria de Control. La vuelta a lo anterior ya está prefigurada, mientras republicanos convencidos y republicanos impostados nos hablan de ficciones o se conforman con ella. No todos, han salido voces claras a denunciar esta maniobra, pero han sido rápidamente acalladas o no tuvieron eco. Mientras tanto, jueces y fiscales se reúnen con Angelici, forman parte de las comisiones de seguridad del club Boca Juniors –como si el estado de impunidad en el país les dejara tiempo libre- y ya están atentos a la influencia que pueden tener en las nuevas autoridades de la Agencia Federal de Inteligencia.

El atropello institucional que se viene gestando a la Procuración General de la Nación no es por amor a la República o para facilitar la implementación del Nuevo Código Procesal Penal (la única herramienta que nos permitirá modernizar el modo como enfrentamos al narcotráfico y la criminalidad organizada, y los únicos que hicieron algo para implementarlo fueros los Ministerios Públicos, mientras los jueces y la Comisión Parlamentaria ni siquiera se reunían para ver cuáles eran las acciones necesarias): lo que se quiere hacer es limpiarle el camino para que Angelici y sus operadores (nuevos y viejos) puedan restablecer (y lean bien que digo restablecer, no crear) el manejo de la justicia federal desde los servicios de inteligencia. Ya hay fiscales y jueces trabajando para ello y es crucial que otros fiscales y jueces, así como sectores de la dirigencia política que no quieren más este manejo, se opongan rotunda y públicamente. Cuanto esta batalla esté ganada, podremos sentarnos con tranquilidad a construir la profunda reingeniería que necesita nuestra justicia federal y que por suerte el nuevo ministro de justicia ha manifestado que apoya y alienta.

Si se pierde esa batalla y los poderes oscuros de la inteligencia y sus aliados políticos y judiciales ganan la partida, el país perderá una vez más una oportunidad única y los grandes problemas ligados a la justicia federal seguirán siendo manejados al estilo mafioso de las dos últimas décadas.

(*) Alberto Binder. Presidente del INECIP. Miembro de la Iniciativa Democrática por el Control de los Servicios de Inteligencia (ICCSI).

Fuente:

INECIP