Fiscal “perplejo” ante el veredicto. Cero autocrítica
Por primera vez se juzgaba en Bahía Blanca un delito de índole sexual, con la sensibilidad que estos casos tienen para la sociedad. Luego de media hora de deliberación, el Jurado rindió su veredicto: no culpable. El fiscal Mauricio del Cero, pese a que en su alegato les dijo a los Jurados que “ya tienen su convicción formada y seguramente es la misma que tengo yo”, descalificó ante la prensa el veredicto del Pueblo no sólo por lo resuelto, sino por el escaso tiempo de deliberación diciendo públicamente que: “se resolvió en media hora un caso grave” y se arrogó autoridad para dictaminar que “llegó el momento de revisar la ley”.
Es notorio en Bahía Blanca la incomodidad que les genera el juicio por jurados de la Constitución y de la República a algunos fiscales y a ciertos medios de comunicación. Pero sería también esperable alguna autocrítica de parte del fiscal acerca de su desempeño, en vez del recurso fácil de echarle la culpa de todos sus males al jurado o a la ley. Ni el jurado ni la ley fueron los responsables de que perdiera el juicio, sino la notoria debilidad de la prueba de cargo que llevó al debate. Deberá hacerlo mejor la próxima vez, como ya lo está demostrando el impecable desempeño de fiscales, abogados y jueces de toda la Provincia con juicios de esta modalidad, que ha despertado elogios en todos ellos (ver opiniones de los jueces, fiscales y del Tribunal de Casación en http://www.juicioporjurados.org/2015/11/los-jueces-bonaerenses-destacan-al.html;http://www.juicioporjurados.org/2015/10/el-juicio-por-jurados-en-buenos-aires.html y http://www.juicioporjurados.org/2015/10/para-la-casacion-bonaerense-el-juicio.html#more).
Que las absoluciones en Bahía superen largamente la media provincial habla mucho más acerca del esfuerzo que les resta hacer a los fiscales por presentar prueba y casos más sólidos y a capacitarse en litigación oral que a la destacable labor del jurado o a las formas de rendir el veredicto. Los colegas fiscales del resto de la provincia no tuvieron problema alguno en obtener del jurado 21 condenas frente a 14 absoluciones.
El veredicto del jurado en este caso fue correcto y el único posible en un Estado de Derecho que sólo puede enviar a alguien a la cárcel si existió prueba más allá de toda duda razonable para condenar. Los jurados formaron su convicción en función de la prueba que fueron apreciando de manera oral. El fiscal apoyó prácticamente toda su acusación en la prueba producida durante la investigación preparatoria. Prueba que, al momento de ser sometida al contraexamen oral y público de la defensa, se fue debilitando cada vez más y de manera notoria. Hechos confusos e indeterminados; testigos de oídas; dichos de dichos y confusas referencias a resoluciones vinculadas al dictado de la prisión preventiva para evidenciar la responsabilidad del imputado, entre otras. La teoría del caso de la defensa fue sostener que el abuso sexual jamás había ocurrido, que la denuncia era infundada y que la prueba de cargo producida en el juicio mostró una debilidad notoria ante una acusación tan grave. Se remarcaron aquellos aspectos confusos y se graficaron los posibles motivos de una acusación infundada dentro de un entorno familiar conflictivo.
Por supuesto que en una sociedad democrática se podrá disentir y criticar las resoluciones judiciales, sean de sentencias de jueces o veredictos del jurado. Pero esas críticas deben mostrar todos los hechos y no un tratamiento parcializado como el que se le dio a este, queriendo aprovecharse de la espectacularidad que siempre generan los delitos contra la integridad sexual con la clara intencionalidad política de socavar el sistema de jurados. El juicio por jurados tiene la inestimable virtud de obligar al sistema judicial a litigar en serio, a preparar estratégicamente los casos, a hacer juicios de una calidad muy superior que los actuales y a llevar pruebas sólidas al debate (ver la siguientepublicación).
Esto ha puesto en crisis a parte de los operadores judiciales, que prefieren replegarse sobre la comodidad de los “expedientes”, que toleran condenas y absoluciones de bajísima calidad. Con el jurado popular, en cambio, llegan a su fin los desempeños mediocres de abogados que se limitan a alegar oralmente acerca del valor de unas cuantas hojas mal escritas de un expediente introducidas por lectura. Esto forzó en más de una vez a que los jueces salieran de su rol imparcial y acudieran en auxilio de las partes para poder construir una condena o absolución.
Condena por tentativa de homicidio
Contrariamente a lo resaltado por el fiscal, en el juicio siguiente, luego de más de dos horas de intensa deliberación, el Jurado se declaró estancado. Tras las nuevas instrucciones de rigor por parte del juez Eduardo d`Empaire, el jurado volvió a deliberar, superó su estancamiento y el veredicto fue de culpabilidad por tentativa de homicidio simple.
Quedan cosas por corregir, sobre todo cómo administrar mejor los tiempos del juicio para evitar jornadas agotadoras. Pero cuestionar al jurado del modo en que se lo hizo es faltarle el respeto a las personas que asumieron con responsabilidad y orgullo un gran compromiso. Todos los operadores del sistema debemos ser respetuosos de las instituciones y hoy el Jurado forma parte de nuestro sistema judicial, además de provocar salas de juicios repletas de público por el interés que generan en la comunidad.
Interrogantes que dejó la jornada: ¿se animaría un fiscal, ante un fallo adverso de un juez profesional, a decir que resolvió de esa manera porque“se quería ir a su casa” o porque estaba “cansado”? ¿Se sabe, o al menos se cuestiona el tiempo que deliberan los tribunales colegiados? ¿Por qué Bahía Blanca, a diferencia del resto de la Provincia registra más absoluciones que condenas? ¿Por qué los defensores particulares u oficiales llevan más casos a Juicios por Jurados que en el resto de la provincia?
Quizás de las cosas más importantes que dejó esta doble y exitosa jornada de Juicios por Jurados en la ciudad: la presencia entre el numeroso público de tres personas que fueron protagonistas en los dos juicios. Consultadas al respecto, resultaron ser familiares directos de una de las víctimas y de uno de los imputados. Es decir, en la misma semana vivieron la experiencia de un Juicio por Jurados como acusados y como víctimas. En un juicio les fue bien y en el otro les fue mal. ¿Su sensación? “Sumamente gratificante que el pueblo decida”. Cualquiera fuera la decisión a la que arriben en ambos juicios, manifestaron aceptarla con total respeto, confiando en lo que sus pares “creyeron justo”, “porque mañana podemos ser nosotros los que asumamos semejante responsabilidad”.