En pocos lugares del mundo se puede apreciar un fenómeno enteramente argentino: que se le encargue -por ley- al lobo que cuide a las gallinas. Eso sí: ojo con tener hambre y querer comerse alguna porque el castigo puede ser… una reprimenda. Y a otra cosa.
Así sucedió a lo largo de la historia con el Registro Nacional de Armas (el Renar) y, así y todo, la Argentina se mostró ante el mundo con una legislación “moderna” sobre control de armas y, por cierto, en muchos casos -comparando las tristes realidades del mundo, especialmente de Latinoamérica- lo fue por mucho tiempo, a pesar de sus contradicciones, puntos grises y agujeros negros.
Es que la legislación creó un Renar sin presupuesto propio y financiado por una entidad -Aicacyp- compuesta por quienes son los que deben ser controlados, los vendedores de armas y municiones.
Sin independencia, el funcionamiento fue una permanente negociación entre sectores y cuando se trata de herramientas diseñadas para matar y, solo en excepciones contadas, para la práctica de un noble deporte olímpico, no puede existir un control ambiguo, compartido, difuso, sin fuerza propia de parte del Estado.
Se disuelve el Renar
En los próximos días se va a disolver el Renar. Es un hecho histórico que se concretará en forma automática con la sanción de la ley que crea la Agencia Nacional de Materiales Controlados ANMAC, un viejo anhelo de los sectores más involucrados en el control de las armas y las municiones.
El organismo ha estado manchado por operaciones oscuras, permisos truchos, robos en su propia sede, descontrol y ausencia de políticas integrales que impidan que las armas en el país (las legales y las ilegales, las en poder de civiles y las que el Estado pone en la mano de sus uniformados) hieran o maten.
Con aprobación en Diputados por 182 votos a 1 (con la sola disidencia de un legislador del Partido Obrero), este martes el Senado obtuvo el dictamen favorable en las comisiones de Seguridad Interior y Narcotráfico y Presupuesto y Hacienda.
En la misma reunión, que contó con la presencia del director del RENAR, Matías Molle, también se dictaminó el proyecto que prevé la prórroga del Programa Nacional de Entrega Voluntaria de Armas, nacido en el año 2000 en Mendoza, hasta el año 2018.
Las claves del proyecto
En abril pasado, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner había pedido al Congreso reemplazar el viejo y obsoleto RENAR, creado en 1973, por una agencia nacional para que la política en materia de portación y tenencia de armas sea una política nacional controlada por el Estado. El puntapié inicial lo dio el “Plan Canje de Armas de Mendoza” en el año 2000 y luego, en 2004, la conformación de un núcleo de ONGs que armaron la Red Argentina para el Desarme. En 2009, el presidente Néstor Kirchner avanzó con la unificación de las decenas de iniciativas de planes de desarme presentadas en el Congreso y se logró avanzar en una parte. Faltaba el cambio profundo en el Renar, que ahora comienza a darse.
La nueva agencia tendrá como misión la aplicación, control y fiscalización de la Ley Nacional de Armas y Explosivos N° 20.429 y sus normas complementarias y modificatorias y demás normativa de aplicación, así como la cooperación en el desarrollo de una política criminal en la materia, el desarrollo e implementación de políticas de prevención de la violencia armada y todas aquellas funciones que se le asignen.
Además crea un Fondo de Promoción de las Políticas de Prevención de la Violencia Armada financiado por el Estado, que deberá usarse en programas tendientes a la disminución del uso y proliferación de armas de fuego, reducción de accidentes y hechos de violencia ocasionados por el acceso y uso de armas de fuego, sensibilización acerca de los riesgos de la tenencia y uso de armas y promoción de la resolución pacífica de conflictos.
También deberá financiar capacitaciones a instituciones de la educación para prevenir la violencia armada y promover de una cultura de paz, así como programas de investigación sobre el mercado de armas y el uso de armas de fuego y sus consecuencias, entre otros aspectos vinculados a la materia que puedan ser relevantes para la adopción de políticas estratégicas.
“Un paso importante”
El actual titular del Renar, Matías Molle, es el encargado de la transformación del organismo y lo fue -junto a diversos sectores de la sociedad civil y legisladores de todos los partidos políticos- el defensor del proyecto que en breve será aplicado.
“Este es un paso muy importante dentro de una historia propia en la materia en el país, que reconoce el importante antecedente de Mendoza que resultó el preámbulo de lo que ahora está pasando. Este es un gran paso político para el que se ha trabajado mucho y a largo plazo”, evaluó en diálogo con MDZ.
Reconoció el aporte de diversos sectores. Cabe recordar que, además de las iniciativas de la sociedad civil organizada y de la Red Argentina para el Desarme, tanto como de padres de víctimas de la violencia armada, como lo son Adrián Marcenac y Mónica Bouyssede, junto a Dante Piccioli y muchos más en todo el país, la propuesta que sale con dictamen favorable y directamente a su aprobación inmediata en el Senado se unificó a partir de tres proyectos: uno de Pablo Javkin y Fernando Sánchez (Coalición Cívica); otro de María del Carmen Bianchi, Jorge Rivas, Nora Bedano, Andrés Arregui, Verónica Magario y Mario Oporto (FpV); y otro de Wado De Pedro, Marcos Cleri, Anabel Fernández Sagasti, Mayra Mendoza y María Luz Alonso.
Molle lo sintetizó así: “Empezamos el camino por puntos diverso y lo terminamos todos juntos”. En este punto hay que señalar que el profundo cambio en el organismo de control de armas reconoce que, aunque los sectores privados que son desplazados del control del ente estatal se opusieron, también han formulado aportes, atentos a que era ineludible avanzar en el sentido en que se avanza y que, además, con el nuevo organismo, es el Estado quien será íntegramente responsable y, de algún modo, se terminan las sospechas sobre los “armeros” que controlaban el Rnar hasta ahora.
“Nunca quisimos prohibir nada sin hacerlo por ley; y una ley no sale por imposición sino, como en este caso, lo hace después de mucho debate, mucho diálogo, atendiendo a muchos aportes y voces diferentes”, puntualizó Molle.