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Control tenue y un presidente proarmamentos

Para Gustavo Colas, integrante de la Red Argentina para el Desarme: “Estados Unidos es el paradigma de la falta de control en la compra de armas”, porque la legislación no es estricta ni hay supervisión. “Lo importante son las políticas de desaliento a la tenencia”.

4 Oct 2017

“Estados Unidos es el país con mayor cantidad de armas en el mundo. Se estima que hay alrededor de 300 millones, lo que equivale a un arma por persona, incluyendo en la estadística a los niños”, contó en diálogo con PáginaI12 Gustavo Colas, integrante de la Red Argentina Para el Desarme, quien además aseguró que “la cantidad de armas por habitante está en crecimiento desde hace muchos años”. El especialista afirmó que el control sobre la venta de armas en Estados Unidos es “bastante tenue” y que uno de los principales motivos es que la industria armamentística genera unos 10 mil millones de dólares anuales. “La situación actual es todavía más preocupante, ya que el actual presidente, Donald Trump, siempre fue un ferviente defensor del derecho a tener armas”, y “fue el primer presidente de Estados Unidos, después de Ronald Reagan, que participó de la convención de la Asociación Nacional del Rifle (NRA), el año pasado”.

La masacre de Las Vegas puso en el centro de la discusión, una vez más, el problema de la tenencia de armas. Consultado por este diario, Colas explicó que para los pobladores de Estados Unidos comprar armamento es muy sencillo, no sólo porque las leyes existentes son permisivas, sino también porque rara vez se controla su cumplimiento. “Estados Unidos es el paradigma de la falta de control en la compra de armas. Tiene una legislación federal bastante tenue. Al comprador se le pide que presente antecedentes penales, pero no existe ningún tipo de examen psicológico para otorgar el permiso. De todas formas, el funcionamiento es muy permisivo; se hacen excepciones todo el tiempo”, dijo el experto. “La ley es también amplia sobre el tipo de armas a las que se puede acceder”, agregó luego.

Si bien los locales habilitados para la venta de armas en Estados Unidos son muy numerosos, Colas explicó que “el mayor comercio se da entre particulares”, para lo cual “no existe ningún tipo de control o registro”. “En muchos lugares son famosas, por ejemplo, las ferias de armas en las que se puede vender libremente. La única condición que pone la ley sobre la venta en ferias es que no puede ser la principal fuente de ingreso de los vendedores. Pero esto es casi imposible de controlar”, indicó, a lo que luego añadió que otra gran parte del mercado es “a través de Internet”. La falta de control, en suma, provoca que no haya una estadística certera sobre el número de armas en ese país, aunque, según el experto, el estimado ronda entre las 300 y 310 millones de armas. “La tendencia de armas por habitante se mantiene en crecimiento”, aseguró Colas. Esto se debe, explicó, a que “las armas son de larga durabilidad, un rifle de hace 100 años puede andar hoy perfectamente”, a lo que se suma “el afán consumista de la sociedad estadounidense”.

En el caso de Argentina, el integrante de la Red Argentina Para el Desarme apuntó que “la política de control y de registro de armas es del año 1973”, en la cual “se distinguió entre armas de uso civil, armas cortas, y de uso civil condicional, que son una subespecie de las armas de guerra”. A partir de esta distinción, la norma establecía que tenía que haber un registro sobre las segundas, pero no sobre las primeras. “Hasta el año 1995 el registro de las armas civiles había que hacerlo en una comisaría, no en el lugar de la compra, en el que sólo se pedía el DNI. Por este motivo hay una enorme cantidad de armas de este tipo que no fueron registradas; se estima que cerca de 2 millones”.

En el año 2015 se creó la Agencia Nacional de Materiales Controlados (Anmac), en reemplazo del Registro Nacional de Armas (Renar). “En el nuevo registro hay alrededor de 1,4 millones de armas registradas”, detalló Colas. Para el especialista, sin embargo, el control no debe ser demasiado rígido “porque sino la gente que se quiere armar se va al mercado negro, que es un escenario mucho peor”. “Lo importante, más allá del control, es que se impulsen políticas de desaliento a la tenencia de armas”, concluyó.

Informe Juan Funes para Página 12.

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