“El jurado desconcentra el poder de castigar. El poder punitivo es un peligro aún mayor cuando se concentra en pocas manos”, plantean las autoras y alimentan un saludable debate.
Más repercusiones tras esta nota de Ivana Dal Bianco: “Jurados Populares en Neuquén: ¿Sueño democrático o punitivismo penal?”.
Esta vez le contestan Denise Bakrokar; Natali Chizik; Vanina Almeida; Tamara Peñalver yCamila Petrán por la AAJJ (Asociación Argentina de Juicio por Jurados) y el INECIP (Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales).
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Reseñamos dos argumentos:
“Sin que siquiera haya habido todavía un solo juicio por jurados en Neuquén, la autora, con abundantes citas de la criminolgía crítica, la emprende sin piedad contra el jurado porque, siempre según su visión, se trataría de una maniobra demagógica de las autoridades neuquinas para “usar” al propio pueblo (actuando como jurado) en aras de legitimar el castigo punitivista en los “delitos emocionales” (sic) y así perpetuar la continua dominación de las clases populares. Lo llama, despectivamente, “Populismo punitivo. Mucho de punitivo, nada de popular”.
“No puede negarse una cuestión fundamental: el jurado desconcentra el poder de castigar. El poder punitivo es un peligro aún mayor cuando se concentra en pocas manos. Y si algo provoca el jurado es quitárselo de las manos omnímodas del Estado Federal y/o provincial, diciéndoles: antes que el Estado pueda enviar a la cárcel a un individuo, es preciso, primero, el permiso político de un grupo de doce pares del acusado. Si ellos dicen “no culpable”, no podrá haber jamás castigo. Y ello es inapelable”.