Fuente: La Nueva
El Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales (INECIP) viene desarrollando, desde hace casi tres años, dos investigaciones junto con la Universidad Cornell de Nueva York y la Embajada de Gran Bretaña en nuestro país, sobre el funcionamiento de este sistema en Neuquén y Buenos Aires.
El estudio está más avanzado en la provincia patagónica -lo articulan con el Superior Tribunal de Justicia nequino-, donde pudieron entrevistar a cientos de jurados. La principal conclusión: “Reclaman una mayor calidad de pruebas”.
Lo asegura la politóloga Aldana Romano, directora ejecutiva del INECIP, quien descartó, a partir de la experiencia de campo, que los jurados resuelvan más por el corazón que por la razón.
“Deciden en función de la prueba que se les presenta. Pensar que no tienen prejuicio es pensar que los jueces profesionales no los tienen y no es así. La pregunta es si ellos se basan solo en esos prejuicios y debo decir que no. Toman muy responsablemente los casos. Lo resalta la mayoría de los operadores del sistema. La cabeza les cambia cuando se ponen los zapatitos del jurado, contrariamente a aquel que mira el noticiero en su casa”, explica Romano.
El 76% de los jueces letrados consultados coincidió con el veredicto de los jurados, porcentaje similar al de los Estados Unidos, según una de las conclusiones preliminares de la investigación.
“Los jurados están elevando el estándar de la justicia, aún más elevado que lo que se conoce como duda razonable. Necesitan un nivel más alto de prueba para llegar a la condena”, sostiene.
Más allá de las críticas, Romano advierte que entre 7 y 8 de cada 10 operadores (jueces, fiscales y defensores) tienen una opinión positiva o muy positiva del mecanismo y que, salvo uno de los jueces consultados, el resto calificó de razonable el veredicto que les tocó presenciar.
En nuestra provincia, otra conclusión es que las partes están cambiando la manera de abordar los casos. “Es el primer hallazgo. Hay cambios en cómo fiscales y defensores litigan y presentan las pruebas. Ejemplo: si en los juicios profesionales llevan 20 testigos cada uno, en la audiencia preliminar de los juicios por jurados depuran la lista para ‘cuidar’ el tiempo del ciudadano y de los 20 presentan 4 o 5, los más importantes. Se están cambiando prácticas, algo que las reformas legales no lograron”, señala.
De todas maneras, destaca que los jurados entrevistados rechazan la sobreactuación. “Intentan recuperar la narración de los hechos y, cuando esa narración es incoherente o incompleta, va cayendo la posibilidad de la parte que la presenta”, dice.
En la misma línea reconoce que recién ahora algunos operadores descubrieron que pueden entrevistar previamente a los testigos, como para elaborar su estrategia. Hasta la actualidad, muchos los veían recién en la audiencia y el testigo muchas veces no decía lo que el fiscal o el defensor esperaba.
Cuestión de votos y unanimidad
En la Provincia se necesitan 10 de 12 votos para condenar a alguien por un delito que no sea de perpetua (12 de 12). En Neuquén, 8 de 12.
Romano va más allá y cree que es necesaria la unanimidad general, según las experiencias de países con mayor tradición.
“La unanimidad es la única que garantiza que las minorías no condicionen a un jurado. De hecho, los jurados reconocen que la unanimidad los hace sentir más tranquilos”, asegura.
Por otra parte, relativiza que muchas de las discusiones finales sean breves. “La consistencia de la deliberación no necesariamente tiene que ver con el tiempo de deliberación. En Neuquén hay relatos maravillosos. Para alcanzar un veredicto, uno hace de abogado del diablo y repasan la prueba. Muchos optan por dar 3 minutos a cada uno para su opinión y después discuten y fijan las posiciones”, explica.
Tampoco reniega Romano de la imposibilidad que tiene el acusador de apelar en caso de un fallo absolutorio ni de conocer los fundamentos. “Los fundamentos surgen de lo que pasó en el juicio, donde se analiza la prueba y se le dice al jurado, antes de la discusión, cuál es el derecho aplicable al caso. Si vos a un jurado le ofreciste una batería de alternativas es porque esas alternativas son razonables. No es el que jurado inventa”, afirma.