Por Enrique Pfaab para Diario Uno
Hay más de millón y medio de armas registradas en la calle en poder de la sociedad civil en la Argentina. Si bien por ley el Estado está comprometido a reducir este número, el propio Estado “no realiza ni siquiera los que la ley exige, y no lo hace sólo por omisión sino también por una decisión política”, dijo Julián Alfie, coordinador del Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales (Inecip)) e investigador del tema de desarme de la sociedad civil.
Algunos números, oficiales pero escasos, indican que hay 1.618.877 armas registradas ante la Agencia Nacional de Materiales Controlados (ANMAC), de las cuales el 84% pertenecen a civiles y que se estima que hay otra cantidad similar de armas ilegales y/o no registradas. Pero la misma ANMAC sólo tiene registradas 1.016.843 personas para tener armas, lo que indica que la mitad de estas personas tiene más de un arma. Además se estima que hay otras 1.600.000 armas ilegales.
Algunas estadísticas indican que por día mueren entre 7 y 8 personas diariamente por disparos de arma de fuego. Uno de cada 4 femicidios son cometidos con ellas. Un dato importante es que de las armas registradas, el 99% está en poder de hombres y sólo el 1% restante en manos de las mujeres. “El arma de fuego no sirve para estar más seguro, por el contrario, potencia los riesgos. Además hay un gran peligro de accidentes y de que el arma sea como la peor solución para la resolución de conflictos intrafamiliares o entre vecinos”, dijo Alfie.
El integrante de Inecip indicó que “la ley y pactos internacionales firmados por Argentina, obligan a disminuir la cantidad de armas circulantes. Y sin embargo escuchamos a la ministra Patricia Bullrich hablar a favor de que la gente esté armada. Y a cargo de la ANMAC, hay una persona que ha participado de asociaciones de legítimos usuarios y que ha estado abiertamente en contra de los planes de desarmes”. Julián Alfie se refiere a Eugenio Cozzi, designado al frente del organismo por el Poder Ejecutivo Nacional, pese a ser uno de los defensores públicos de la tenencia de armas por parte de la población civil.
Alfie fue consultado por este medio, originalmente por las 42 armas que había comprado legítimamente el israelí Nicolás Gil Pereg, que luego asesinó a su tía y a su madre, especialmente sobre si había una justificación para que haya sido autorizado a tener semejante arsenal.
Sobre este punto, el abogado dijo que “hay una situación de descontrol de las armas de fuego por parte del Estado que permite que sucedan estas cosas. Que una persona acceda legítimamente a esta descomunal cantidad de armas de fuego, es ejemplo de esto”.
El absurdo
Julián Alfie sostuvo que “la ANMAC vino a reemplazar al viejo RENAR (Registro Nacional de Armas). Se tuvo la intención de crear una agencia con la capacidad de llevar adelante una verdadera política de control de armas de fuego. Se creó en 2015, con la sanción de una ley que fue apoyada por todos los bloques políticos, casi insólito en un año electoral, pero nunca terminaron de implementar ciertos aspectos esenciales de esta ley. Por ejemplo no se dotó a la agencia de un presupuesto propio, para llevar adelante sus políticas de desarme. Hoy la agencia depende, para sostenerse económicamente, de la cantidad de autorizaciones que brinda, como la credencial de legítimo usuario, una credencial para tenencia o portación. Cobra una tasa por eso y esa es su principal forma de subsistencia. Esto es un contrasentido porque, cuánto más autorizaciones libra, más plata tiene. Esto va en contra de su propio y principal objetivo, que es disminuir la cantidad de armas circulantes”.
Además, Alfie agrega: “Es un mito que las armas sirven para defensa personal, las estadísticas demuestran exactamente lo contrario. En la mayoría de las veces se usan para resolver conflictos interpersonales de la peor manera, en casos de violencia de género y en conflictos entre vecinos y familiares”.
Alfie indicó que “desarmar a la sociedad es una tarea muy difícil porque hay muchos mitos en juego, especialmente el que dice que un arma sirve para defensa propia y mayor seguridad”.
Agregó que “es un mito que, en caso de robo, un arma sirva para defenderse. Al contrario, aumenta las chances de que la víctima termine herida o muerta, él o su propia familia. Esto lo indican las estadísticas y es bastante lógico: rara vez la persona está entrenada y capacitada para reaccionar con la frialdad necesaria para poder usar el arma en forma correcta”.
Los riesgos
- Hay más chances de que el arma en el hogar sea usado con otros fines (accidentes, delitos, suicidios, conflictos interpersonales) que para defensa personal.
- La presencia del arma de fuego para defensa personal no protege a su dueño, sino que aumenta los riesgos para él y para su familia.
- Vivir en un hogar con un arma de fuego aumenta el riesgo de muerte entre un 40% y un 170% (New England Journal of Medicine).
- Quienes poseen un arma de fuego en el hogar tienen un 90% más de posibilidades de ser víctimas de un homicidio que quienes no tienen armas (American Journal of Epidemiology).
- Poseer un arma de fuego incrementa 4,5 veces los riesgos de recibir un disparo durante un robo.
En Argentina
Hay 1.618.877 armas registradas ante la Agencia Nacional de Materiales Controlados (ANMAC).
La misma ANMAC sólo tiene autorizadas 1.016.843 personas para tener armas.
La mitad de los registrados, tienen más de un arma.
El 84% de estas pertenecen a civiles.
Se estima que hay otras 1.600.000 armas ilegales.
Pese a que la gente suele armarse para tener mayor “seguridad”, las armas terminan siendo usadas con otros fines, en general, en conflictos interpersonales (peleas de vecinos, conflictos familiares, violencia de género).
Así lo demuestra por ejemplo el informe de “Mapa interactivo de Homicidios Dolosos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, (Instituto de Investigaciones de la Corte Suprema de Justicia de la Nación), que al estudiar los homicidios cometidos con armas de fuego según móvil en el año 2015, da los siguientes resultados:
– Discusiones, riñas o conflictos intrafamiliares: 52%
– Robo: 10%
– Legítima defensa: 8%
– Desconocidos/otros: 28%
Del mismo modo, según las estadísticas del Ministerio de Salud de la Nación, el 44% de las muertes por armas de fuego responde a agresiones, mientras que la mayoría de los casos se debe a suicidios, accidentes u otro tipo de intención