Hoy se fue Tute. David Baigún era su nombre. Desde el INECIP, el CIPCE, el CEPPAS y el ILSED, queremos despedirlo sin palabras de ocasión, porque no las hubiera compartido. Simplemente queremos hacerlo destacando todo lo que nos enseñó y lo que nos deja como una inmensa herencia: que la realidad puede transformarse.
Los lugares que ocupó como abogado, sus distinciones como docente e investigador, sólo señalan una trayectoria que fue recorriendo coherente y consistentemente. Desde su defensa a presos políticos, el tipo de instituciones que presidió, el contenido de sus obras y su legado como maestro, Tute dio muchas batallas para hacer del mundo un mejor lugar para vivir.
En sus últimos años trabajó fuertemente contra la delincuencia económica, ya sea desde el Banco Central, luego desde el CIPCE y el INECIP, encaminó sus esfuerzos a desnudar maniobras que son tan nocivas como las criminalidades clásicas. Aunado a este objetivo se dedicó también a la formación de los más jóvenes. Tute estaba convencido que se debía apostar por las próximas generaciones, las que pueden garantizar que el cambio sea genuinamente posible. Desde su presidencia en INECIP, lugar que ocupó hasta la fecha, siempre enfatizó la necesidad de formar a “los muchachos”, de abrir las puertas de la institución para generar un semillero que dé continuidad a la lucha jurídica y política.
Desde el INECIP, el CIPCE el CEPPAS y el ILSED queremos despedirlo recordando todas y cada una de las cosas por las que Tute luchó, y todas aquellas cosas que inequívocamente perdurarán. Lo extrañaremos, su presencia siempre afectuosa y atenta, su apariencia impecable de traje y sombrero, su carácter amable y cálido, su generosidad y su compromiso inclaudicable. La tristeza se compensa con un legado sólido, que nos indica un camino a transitar, esperando quienes tuvimos la alegría y el honor de trabajar con él que estemos a su altura y que podamos seguir sus pasos.