Desde el Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales (INECIP) y el Foro Interamericano de Fiscales por una Legalidad Emancipatoria (FISLEM) manifestamos nuestro más enérgico repudio a la detención arbitraria de Ruth López, jefa de Unidad Anticorrupción de la organización de la sociedad civil Cristosal.
Un destino similar sufrió hace poco tiempo Fidel Zavala, miembro de Unidad de Defensa de Derechos Humanos y Comunitarios (UNIDEHC), que también fue detenido y, en una expresión del cinismo, enviado a la misma cárcel donde denunció abusos y torturas.
La creciente utilización del Ministerio Público como un brazo político del Gobierno para perseguir arbitrariamente y acallar voces disidentes constituye una amenaza directa a la vida en democracia. Este riesgo se profundiza y concreta cuando los demás poderes, particularmente el Judicial, tampoco cumplen con su deber de limitar en forma independiente el abuso del poder gubernamental.
Estos hechos ilustran a la comunidad internacional, una vez más, el grave riesgo que implica someter al Ministerio Público al poder político y suprimir los límites y controles judiciales al Poder Ejecutivo, bajo la excusa de la indiscutiblemente necesaria eficacia en materia de control de la criminalidad organizada. Resulta inaceptable someter a la ciudadanía a una falsa disyuntiva entre violencia criminal y autocracia. Es imprescindible recuperar un principio tan básico como elemental para la vigencia de un Estado de Derecho: la criminalización por razones políticas no es aceptable bajo ninguna excusa. No sólo es posible, sino que también es imprescindible, que los Estados logren implementar políticas de seguridad y políticas criminales que no requieran de la hiperconcentración ni del abuso de poder para ser eficaces. Los riesgos están a la vista y deben ser prevenidos y sancionados.
Convocamos a la comunidad internacional y a los gobiernos democráticos a que condenen estos hechos y le exijan al gobierno de El Salvador la liberación de Ruth López. Ayer fue Fidel, hoy es Ruth. Si no se reacciona a estos atropellos, no serán los últimos.
Firmá la petición para exigir su libertad.