Por Claudia Fonsanesi* y Norma Parrello**

Ante el desafío de pensarse como responsables de garantizar lo que por primera vez puede ser pensado, no como un privilegio de unos pocos, sino como un derecho universal… la pregunta del millón, en esta apasionante hora de la historia de la universidad pública argentina, es si estaremos en condiciones de asumir con responsabilidad y con éxito este desafío mayor.

 

“Jóvenes de ayer, jóvenes de hoy” de Eduardo Rinesi. En“Manifiesto Liminar Legados y debates contemporáneos. A 400 años de la UNC”.

 

A 40 años de democracia nos propusimos narrar la experiencia del movimiento estudiantil y de la comunidad universitaria de los ’80, protagonista de la recuperación y defensa de la democracia en la universidad y el país. Comenzamos esta tarea con el propósito de hacer memoria, aportar (sobre la experiencia transitada), reflexionar activamente, exponer y poner en consideración, principalmente del estudiantado, la lucha llevada adelante que se tradujo en lo que hoy es la Universidad pública, gratuita y de calidad.

A poco de comenzar nuestras narrativas, que ampliamos con otros/as actores actuales de la vida universitaria (profesores/as, egresados/as y estudiantes), y después de realizarlas en algunas facultades, advertimos que una ausencia en los relatos históricos o minimización de esa década, había llevado a perder el hilo de la historia de esas luchas que transformaron la universidad.  Nos propusimos volver a hilar la historia impulsando el intercambio generacional y transversalizando las trayectorias. Nos interrogamos e interrogamos si ese vacío en el relato ¿fue o es deliberado?, ¿fue superado, por la fuerza constitutiva de la democracia universitaria, en la década de los ´90?  o ¿recuperar la de los ´70 con el ímpetu de cambiarlo todo?  Sostenemos que múltiples factores han contribuido para ello y para seguir pensando y enfocándonos en el actual escenario, resulta imprescindible recuperar esa década.

¿Por qué narrar? Para referir, contar, relatar y describir los acontecimientos que hicieron posible conservar y consolidar la democracia ante los desafíos presentes y futuros caracterizados por propuestas conservadoras y privatizadoras que se esgrimen desde algunas expresiones políticas. Para explicar que fue posible a través del camino de la lucha, la organización, la politización, la confrontación con argumentos y el conocimiento, de la circulación de la palabra, democratizar. Narrar que fue posible a través de la organización de un movimiento estudiantil unido y en conjunto con los otros claustros, reconstruir una universidad democrática ante la destrucción provocada por la dictadura.

Por todo eso sentimos la responsabilidad histórica de transmitir y reconstruir en la memoria colectiva, el rol de un movimiento estudiantil y de una comunidad universitaria que priorizó en su agenda generacional, lo que hoy se transita como derechos adquiridos instituidos es decir, la institucionalidad, el cogobierno, el comedor universitario, los Centros de Estudiantes, la Federación Universitaria de Córdoba, los concursos de cátedras, la reincorporación de docentes cesanteados, el ingreso irrestricto y sin arancelamiento, la libertad de expresión, organización y movilización, la modificación de los planes de estudio de la dictadura, la legitimidad de la fiesta, las asambleas y reuniones.

Ese movimiento estudiantil tuvo un horizonte marcado por la defensa de la democracia, los derechos humanos y la democratización universitaria.

Este movimiento estudiantil organizado para la defensa y la profundización de la democracia avanzó, aportó y movilizó en  el esclarecimiento de las violaciones a los derechos humanos, fue protagonista  junto al movimiento obrero para detener el levantamiento militar de Semana Santa en 1986, tuvo una perspectiva latinoamericana de apertura y acompañamiento con naciones hermanas, con alianzas y perspectivas de trabajo en conjunto con los otros claustros, con lxs trabajadorxs,  movimientos sociales y políticos de ese entonces proyectándose a mayores niveles de conciencia social y solidaridad. En estas acciones, rescatamos fundamentalmente que ese movimiento estudiantil tuvo un horizonte marcado por la defensa de la democracia, los derechos humanos y la democratización universitaria.

Como uno de los momentos que trascendió los límites de la Universidad de Córdoba y de la provincia, se encuentra la lucha por la reforma del Estatuto Universitario (el vigente databa de 1966) y con ella el sostenimiento de la autonomía universitaria, pero con la propuesta de cogobierno igualitario de los cuatro claustros, docentes, estudiantes, egresadxs y no docentes, convirtiendo a la Federación Universitaria de Córdoba en la primera federación estudiantil que sostuvo la representación de los trabajadores y trabajadoras  no docentes en el gobierno universitario. Este proyecto estuvo sostenido por toda la comunidad universitaria en multitudinarias asambleas, sentadas y toma del rectorado que finalmente llevaron a su aprobación, no sin antes haber adquirido tal magnitud, que involucró al mismo Ministro de Educación de la Nación.

Porque esa universidad debía adecuarse en contenido y en formas a ese nuevo paradigma democrático necesario, luego de 7 años de dictadura genocida y el país y las universidades requerían otras formas y contenidos para el naciente proceso democrático. A su vez, el movimiento estudiantil aportó ideas, imprimiendo de sentido social a la investigación y la enseñanza,  para las necesidades de toda la población, exigiendo libertad ideológica en los claustros, capacidad crítica y la popularización de la cultura, vinculando la actividad pedagógica pura con la práctica de introducir perspectivas fecundas de unidad entre la teoría y la vida, y ello fue con la extensión universitaria.

Otro momento que resulta necesario rescatar y visibilizar en la coyuntura actual, es aquel hecho que nos convocó a pisar las calles, bares y aulas: a pocos meses de haber concluido el juicio a las juntas militares, en abril de 1986, la amenaza de un nuevo golpe de Estado se instalaba en el país, levantamiento militar que tuvo su origen en Córdoba. La toma del Rectorado por parte de lxs estudiantes y la sesión permanente del Consejo Superior logró la convocatoria a una masiva movilización que reunió a unos 50 mil cordobeses y cordobesas que, junto a la multisectorial, marchó, con el Rector Luis Rébora y la Federación Universitaria de Córdoba. Hoy, voces genocidas de militares enjuiciados y condenados, vuelven al escenario público.

En este presente, debería reconocerse la fuerza de la juventud para defender la universidad pública y erigirse como un actor importante en el protagonismo de un país más justo.

En este contexto y a 40 años, nos preguntamos cuál es el protagonismo del movimiento estudiantil y los ejes de sus reivindicaciones para sostener y preservar la universidad pública para el pueblo.

En este presente y en el mediano plazo, debería repensarse un movimiento estudiantil y una comunidad universitaria que ponga como centro su rol y reconocerse la fuerza de la juventud para defender la universidad pública y erigirse como un actor sumamente importante en el protagonismo de un país más justo, solidario y soberano.

Confiamos en que estas referencias históricas actuarán para que la comunidad universitaria se convierta nuevamente en un actor social con capacidad transformadora.

 

* Claudia Fonsanesi es trabajadora social por la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).
** Norma Parrello es abogada por la UNC.